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203 SOBRE LA OBLIGACION DE AMAR que forman todo el asunto, division y série de este sermon. Oh! Dios de paz, dulcisimo Jesus, y mi amabilísimo Salvador, vos sabeis que antes de subir á este púlpito para anunciar desde él vuestras misericordias y justicias, he pedido la asistencia de vues- tra gracia, pegado mi rostro sobre el polvo, reconociendo mis miserias, mi indignidad y mis pecados: vuelvo ahora á invocar públicamente vuestro santo y terrible nombre, y á instaros de nue- vo para que envieis vuestro Divino Espiritu sobre mi corazon, so- bre mi boca y mi lengua, para que todos mis afectos y palabras vengan de vos, y á vos vuelyan con la conversion de estas almas, que eficazmente deseo. Así lo espero, mi Dios, por la intercesion y méritos de vuestra Madre, que se dignó de ser madre tambien de todos los pecadores, Oh dulcísima Virgen María, por aquel ar- dentísimo amor con que pediste al Eterno Padre por los mismos que crucificaban á tu Hijo: por aquel perdon que concelist» á los que le quitaban tan cruel éignominiosamente la vida, te pido, Se- fora, nos alcances de toda la beatísima Trinidad una abundante gracia para obedecer á sus preceptos, huir de sus castigos, y al- canzar sus premios. Conliado yo, ó amada Madre mia, en tan po- derosa proteccion, voy á demostrar el asunto que acabo de pro- poner. EL PRECEPTO. Un hombre sábio de los Fariseos, un doctor de la ley entre los de aquella secta, le hizo á nuestro amable Redentor Jesus esta pregunta: Maestro, cuál es el mayor de los preceptos de la ley? (1) Y el Señor, sin embargo de conocer su dañada intencion, dió un testimonio ilustre de la verdad respondiéndole de esta manera: Amarás á tu Dios y Señor con todo el corazon, con toda el alma, y con toda tu mente. Este es el mayor y el primero de los manda- mientos de la ley ; y el segundo precepto, semejante al primero, (1) Et interrogavit eum unus ex eis legis doctor tentans cum. Ma- gister , quod et mandatum magnun in lege? Ait illi Jesus: Diliges Dominum Deum tuum ex toto corde tuo, et in tota anima tua , et in tota mente tua. Hoc est maximum et primum mandatum. Secundum autem simile est huic: Diliges procimum tuum sicut teipsum. In his duobus mandatis universa lez pendet, et Propnete. (Matib. e. XXI, v. 35, el seg.)

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