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DE LOS PADRES DE FAMIALA: 475 judiciales ál imperio y al sacerdocio, por la corrupcion de sustcos= tumbres, por los desórdenes de su vida, por les escándalos de su conducta ! Qué infierno seria para los padres considerar encarcela - dos á unos hijos, desterrados otros, azotados estos, ajusticiados aquellos: prostituidas unas hijas, encarceladas otras , deshonradas todas por no haber enseñado á.su familia á temer á.Dios y guardar sus, mandamientos ! Efectivamente, amados mios., podemos muy bien proguntar como el santo profeta Isaias: Ubi est litteratus?. Ubi legis verba . ponderans? Ubi doctor parvulorum? (1) En dónde en- contraremos aquel hombre literato? Aquel hombre que entiende, medita y pondera los preceptos de la ley? Aquel buen padre de sus hijos, á quien escuchan como á maestro, respetan como á señor, temen como á juez , imitan como á modelo, siguen como á guia y aman como á bienhechor? No condeno, antes alábo, que los.ense- ñeis. 4 ganar el pan con el sudor de su rostro para ser unos ciuda- danos útiles en los campos, en los talleres, en el comercio , en los tribunales y en las oficinas : Laudo vos. Haceis muy bien en des- terrar de ellos la ociosidad que empobrece las casas, arruina las provincias, destruye los reinos y deprava las costumbres de todos los hombres. sois es esto dignos de elogio ; pero si omitís el sem- brar.en sus tiernos.corazones la semilla de la virtud : si vuestras instrucciones solo se dirijen á lo temporal y nunca á lo espiritual y eterno, quién os librará de la ira del Señor, y de yúestra perdi- ciony. la de vuestros hijos ? Quién será tan insensato que no repita con San Pablo:./n hoc non laudo? Y si vosoíros por vuestra perso- nal ignorancia no podeis euseñar á vuestros hijos , por qué no los enviais á las escuelas públicas, ó les proporcionais maéstros parti- culares? Y si en vez de instruirlos vosotros en la divina ley, 6 pro- curarque otros se la enseñen, sois. los primeros maestros de la maldad, á dónde llegará yuestra condenacion ? Si los enseñais á jur rar, á maldecir, á murmurar, á ser deshonestos , á robar la ha- cienda ázgena, á menospreciar los superiores politicos, -eclesiásti- cos y militares, á pisar las leyes divinas y humanas, cuántos infiernos se irán multiplicando €n vuestra eterna perdicion? Cuánto menos infelices serán aquellos padres que jamás tuvieron hijos, que los padres fecundos en familia y estériles en su educacion? Oh qué cargo.tan. formidable para los padres , que son, como decia Sah (4) Tsai.c. XXXII, y. 18.
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