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DE LOS PADRES DE FAMILIA: 173 de sus hijos , les dirijen su corazon al cielo , y sus ojos á la imágen de algun devoto Crucifijo, y les hablan amorosa y dulcemente de esta suerte: Judicium patris audite filis, el sic facite ut salvi sitis. (4) Escuchad , amados hijos, la doctrina de vuestro padre, y practi- cadla de suerte que consigais vuestra salvacion. Veis esta imágen tan triste de un hombre crucificado? Ella nos representa la existen- cia de un Dios eterno, infinito en todas sus adorables perfecciones, en su santidad, en su sabiduría , en su omnipotencia, en su mise- ricordia y en su justicia: que llevado hasta el esceso de un amor sin término, bajó de los cielos á la tierra para hacerse hombre, para redimir al hombre, para salvar y glorificar al hombre, que perdido por el contagio de la primera culpa de Adan, y entregado á los viciosos impulsos de sus pasiones y apetitos, se hallaba escla- vo del demonio , desterrado del cielo y destinado para eterno ha- bitador de los abismos. Esta venerable imágen nos enseña al Verbo eterno enviado al mundo por su eterno Padre , adornado de toda la plenitud de los dotes del Espíritu Santo , que con el Padre y el Hijo es un solo y verdadero Dios en Trinidad adorable de personas. Ella nos recuerda el nacimiento de Jesucristo, Dios y hombre yer- dadero, de María Santísima , su madre : su vida perfectísima, su pasion dolorosísima , su muerte ignominiosísima y su gloriosa. re- surreccion al tercero dia de entre los muertos, y su admirable as- cension á los cielos. Esta fé , que Dios ha comunicado á la santa Iglesia , y que esta piadosa é infalible Madre nos dicta por la pala- bra. del mismo Dios, y las tradiciones divinas y apostólicas, nos asegura de la rectitud y justicia de Dios con que castiga -eterna- mente el pecado y premia-la virtad de sus criaturas: ella misma nos enseña el establecimiento divino de nuestra santa religion, la pureza de sus dogmas, la perfeccion de sus preceptos, la virtud de sus sacramentos, la necesidad , fuerza y eficacia de la oracion para ronseguir las misericordias del Señor, -la hermosura necesidad y eficacia de la gracia para querer y obrar el bien, la herencia de la gloria que se-nos'ofrece por los méritos de Jesucristo á los que observemos los preceptos de su santa y divina ley., y la posesion de nuestro último y dichoso fin. Comprendedlo bien, amados hijos MmI0S: €s menester creer con una fé viva , ton una fé que obra por la caridad las. verdades eternas: es menester temer los castigos eternos , esperar las rezompensas eternas, guardar los precep- (1) Eclesiast. e. HIT, v. 9.
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