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GONTRA LAS CAUSAS DE LA INCREDULIDAD. 165 potencia en el órden de la naturaleza, en el órden de la gracia y de la gloria: todas te manifiestan su existencia : todas te predican su sabiduría : todas te demuestran su bondad, y tú apartas la vista de tu cuerpo y de tu alma por no ver tanta gloria, tanta sabiduría y bondad: tienes oidos, y no escuchas las voces de los santos libros del antiguo y nuevo Testamento, los valicinios de los profetas ya verificados , los milagros de los apóstoles demostrados hasta la evi- dencia, los millones de testigos que deponen, los escritos de tan- tos sábios que lo persuaden y la perpetuidad de la Iglesia que lo convence. Tienes corazon , y no amas la bondad de aquel Dios bue= no que te llama, de aquel Dios bueno que te espera, de aquel mis- mo Dios que promete recibirte, si con sinceridad le buscas. Audi popule stulte. Oye, congregación de nécios , que ignorando la his- toria de la Iglesia y la sabiduría divina, que en su establecimiento y permanencia se manifiesta, tú has caido en los errores mas gro- seros, y dejado memoria entre los hombres de tu estúpida insen- satez. (41) Escúchame , para que cuando te suceda lo que voy á anunciarte en el nombre del Señor , te acuerdes de que en tiempo oportuno te amonestaron para tu bien: en breves dias te hallarás en el último momento de tu vida miserable , y llamarás á la nada, en que pensabas habias, de reducirte enteramente: lamáras á la nada, y te responderá la eternidad. Sí, la eternidad. del infierno, grabada en tu-alma con caractéres indelebles, dando un espantoso grito, esclamará: irá el hombre á la casa de su eternidad, de aquella eternidad á que le condujeron sus obras. De felicidad, si fué virtuoso; de tormentos, si fué pecador obstinado. Ay, ay! y como entonces, convencidos por vuestra misma conciencia , saca- reis esta formidable conclusion: Ergo erravimus. (2) Infelices de nosotros, que nos hemos fatigado en el camino de la iniquidad y perdicion, y hemos andado por caminos estraviados y trabajosos, ignorando maliciosamente el camino del Señor! Ergo erravimus. Ciertamente, nos hemos apartado del camino de la verdad y la (1) Sapientiam enim pretereuntes non tantum in hoc lapsi sunt, ut ignorarent bona , sed et insipientia sue reliquerunt hominibus memo riam in his que peccaverunt, nec latere potuissent. (Sap. c. 10, v. 8.) (2) Lassati sumus in via iniquitatis, et perditionis, et ambulavi- mus vias dificiles, viam autem Domini ignoravimus. Ergo erravimus a via veritatis, et justitio lumen non luxit nobis, et sol inteligentio non est ortus nobis. (Sap. c.5,v. 6 et 7.)
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