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148 DEL PECADO ORIGINAL , miserias , que desgraciadamente esperimentamos: desde aquel momento se cerró para los hombres el cielo, y se les privó de la vista clara de Dios como de unos beneficios indebidos por no ha- berlos querido alcanzar con la observancia de los preceptos del Señor, que era la condicion que el mismo Dios le habia puesto. Este es el tercer estado, que llamamos antes de la naturaleza cor- rompida por la primera culpa; y el cuarto estado, finalmente, es el de la'naturaleza reparada por la vida, pasion y muerte de nues- tro Redentor Jesucristo , que fundó su Iglesia, instituyó los santos Sacramentos, abrió las puertas del cielo, y entró triunfante del infierno, de la muerte y del pecado en su bienaventuranza, la que nos agenció con sus méritos, y nos prometió á los. cristianos por herencia mediante la observancia de su santa é inmaculada ley. El que creyere, dijo, y fuere bautizado, se salvará. Si quereis, añadió , entrar en la vida eterna, guardad los mandamientos. Hay en ese bello cuadro alguna pincelada que á la razon repugne, y que ella no comprenda y alcance ? Qué cosa mas razonable ni mas justa que castigar al delincuente, perdonar al arrepentido, y pre- miar al virtuoso ? Todo lo yemos en lo que acabamos de decir. No podemos, responden los incrédulos, negar las verdades conocidas: ellas respecto de Adan forman una demostracion la mas equitativa y razonable; pero sus hijos? Ay 1 Esto destempla toda la armonía de nuestra razon, y se nos resiste imponderablemente. Qué culpa tuvieron sus hijos? Vamos poco á poco, y sentando bien el paso, porque el asunto lo merece. Los hijos desde que nacen tienen el derecho de sus padres: esto es, á los bienes que tenian sus padres cuando ellos nacieron; y que despues fueron adquiriendo justamente mientras vivieron; mas no tienen derecho alguno á los bienes , haciendas, privilegios y exenciones que gozaron sus padres anteriormente, y de que fue- ron despojados legítima y legalmente por justa, equitativa y ra- zonable sentencia de su propio Juez . No es esto asi , señores in- crédulos ? Indubitablemente. Nosotros ya hemos confesado en ob= sequio de la verdad, que Adan fué justamente despojado de los dones gratuitos , y herido en los dotes naturales. Muy bien. Pues Adan en el estado feliz de la inocencia, en que tan privilegiado fué, no tuvo hijos , cuando los tuvo fué cuando se hallaba justa= mente castigado por Dios con la merecida pena de su pecado. Lue- go los hijos no tuvieron , ni tenemos otro derecho que la herencia de Adan en el estado del pecador, pobre, mortal, miserable y
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