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DEMOSTRADO POR LA RAZON. 147 lo que naturalmente le corresponde, pero el darle mas de lo queá su naturaleza pertenece, es una pura zracia del Criador. Verdad luminosa ! Dios no tenia obiigacion cuando crió al hombre de darle la gracia divina , la gloria eterna y los demas dones sobrenatura- les, para confesar que no son debidos a la humana naturaleza, sino superiores á ella. El conocimiento natrral de Dios es debido al hombre racional ; pero la posesion de Dios en su eterna bienaven- turanza alcanzada por la fé sobrenatural, que obra por la caridad, es un don gracioso de la bondad y misericordia de Dios. Ninguna injusticia puede hacernos su Divina Majestad , porque es un Sér in- finitamente perfecto, y ningun agravio nos haria en negarnos lo que no nos corresponde. Un soldado tiene derecho á pretender la paga de su prest, sirviendo fielmente al rey ; pero no le tiene para exijir que se le haga coronel, mariscal de campo ó general. Estos son unos principios tan sencillos como claros, verdaderos . conoci- dos y confesados de todos. Pues ahora, carisimos, escuchadme : la naturaleza delhombre podemos considerarla en cuatro estados: en el de la naturaleza pura : en el de la naturaleza en su integridad : en el de la natura- leza en su corrupcion, y en el de la naturaleza en su reparacion. En el primer estado, vosotros conoceis muy bien que no tenia ni podia tener derecho á la gloria eterna, ni á ningun otro beneficio sobrenatural. El segundo estado es en el que fué criado Adan, y adornzdo gratuitamente por Dios con la fé , la esperanza, la carji- dad, la inocencia, la gracia y otros dones sobrenaturales , siendo muy particular entre ellos la herencia de la gloria. Todos estos hienes fueron una pura gracia del Señor: fueron un efecto de su bondad y magnificencia, con que adornó al hombre , y le puso en un estado feliz, dichoso y santo. Pero esta bienaventuranza tem- poral que el hombre gozaba en el segundo estado de la naturaleza perfecta, y l.. elerna que se le prometió, no era absoluta, sino condicionada; esto es, pendiente de su obediencia y Sus méritos. Impúsole un precepto muy suave, y sin embargo Adan desobede- ció á Dios, quien sin la menor justicia le pudo desde aquel instan. te arrojar á los infiernos como á los ángeles rebeldes. No lo hizo por un efecto de su misericordia; antes le llamó á penitencia, le esperó á penitencia , y le reconcilió consigo por medio de la santa penitencia. Pero esta fué una pura gracia de su misericordia, y la justicia declaró desde aquel momento al hombre delincuente , y sujeto á la muerte en que incurrió por su pecado, y á las demas
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