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SOBRE LA INMORTALIDAD DEL ALMA. 123 los, y el orgullo de la razon humaua no quiere doblar su dura cerviz sino á la vista de las domostraciones, Procuremos dárselas en el presente asunto : hagámonos un todo para todos, para ganar átodos para Dios. Ello es, que no hay cosa mas íntima, ni que mas nos interese que nuestra alma, y nada nos es mas importante que conocerla bien. Debemos estudiar su naturaleza, debemos ob- servar sus operaciones, para adquirir por este medio una ciencia esperimental de este sér interior que anima nuestro cuerpo. Use- mos , pues; de la razon con toda la rectitud que podamos , y por ahora no insistamos en presentar mas divinos oráculos de las San- tas Escrituras, definiciones terminantes de Jos concilios Vienense y Lateranense , ni sentencias claras y espresas de los Santos. Pa- dres: hable la razon sola, y.pues tanto pretenden los incrédulos tenerla de su parte, demostrémosles su error , y hagámosles ver con los propios ojos de su entendimiento la libertad de su alma ra- cional , la inmaterialidad,.la espiritualidad y la inmortalidad. Abran los ojos los incrédulosá la luz de. la razon, ya que, los cierran obstinados (oh Dios y Señor de las virtudes!) á:las luces de vuestra fé, Rey inmortal de los siglos, que -obrásteis la salud. en medio de la tierra, concedednos esta gracia pues sois nuestro Cria- dor, nuestro Gobernador, nuestro Redentor, nuestro Salvador, centro y esposo de nuestras almas, último fin y término de. los de- seos de nuestro corazon. Vos sois nuestro Padre , nuestro Señor, nuestro Maestro, nuestro Pastor , nuestro Médico , nuestro defen= sor y todas las cosas. Dios mio y todas las cosas, clamaré con mi padre San Francisco, Dios mio y todas las cosas ! Vos sois mi te- soro, mi heredad , mi.esperanza, mi riqueza , mi alegría, vida de mi alma y alma de mi vida, Todo este infinito cúmulo de felicida- des pretenden robarme los que tratan de inspirarme el torpe error de que mi alma muere con el cuerpo, que mi alma muere como la de los brutos; y que ó Vos habeis muerto por las bestias , supues- to que yo no me diferencio de ellas, ni en el principio ni.en el fin de mi existencia sobreJa tierra,-ó si no habeis muerto por mí, ni Vos sois Dios ni yo hombre racional. Asombroso .estravio del espt. ritu humano,, Ya; hemos, demostrado. irresistiblemente que Vos exi stís desde la elernidad, y: que sois el único, el solo y verdade- ro.Dios : procuremos demostrar con igual felicidad que yo debo ne- cesariamente ser hombre racional y tener un alma inmortal, Para prohar demostrativamente á los incrédulos que nuestra alma es libre, que obra por eleccion y no por necesidad , que no.

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