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A 118 SOBRE LA CLARIDAD DE LAS PROFECIAS que se hayan obrado; nosotros se las damos de nuestros mi- lagros: nosotros les presentamos millones de hombres sábios, nobles, ricos, que dán gloriosamente la vida por su confesion: nosotros les ponemos delante de los ojos historias verídicas, monumentos auténticos de su existencia , de siglo en siglo, de edad en edad, desde Moisés á Jesucristo y desde Jesucristo hasta nuestros días. Los Arrios, los Pelagios , los Nestorios, los Luteros, los Calvinos y los otros heresiarcas, vieron jamás perpetuarse en— tre ellos el don de los milagros? Este idioma divino, atestiguó al” guna vez la aprobacion de sus opiniones ? Si han tenido el atrevi- miento de pretenderlo, no ha confundido el cielo con un milagro permanente de su providencia, la temeridad de sus imposturas? No hay efugio: el entendimiento mas rebelde cede : el corazon maS obstinado se rinde á la vista de la multitud, de la naturaleza , de la autenticidad y de la perpetuidad de los milagros de la religion cristiana. Yo veo el cumplimiento de las profecías, yo toco la ver- dad de los milagros, yo asisto á las solemnidades religiosas que celebran los cristianos, de la Amunciacion, de la Natividad de Je- sucristo , de la Epifania, de la Semana Santa, de la Resurreccion, de la Ascension, de la venida del Espíritu Santo, del. Santísimo Sacramento y otras muchas. Todas las celebra el eristianismo: to- dos estos usos religiosos, todas estas solemnidades, tienen por ob- jeto hechos milagrosos:. si: ellos no son ciertos , Dios es quien nos engaña : de Dios nos viene el error. Domine , si error est, d te des cepti sumus. Pero Dios es la. verdad por esencia , es la bondad su- ma, es la sabiduría intinita: es incapaz de engañarse, porque es sábio; y de engañarnos, porque es bueno. Yo me rindo á las ver= dades de la fé... y yo tambien me rindiera , responde el incrédulo, si una sola dilicultad se me disolviera. Y qué cosa tam única es esa que retarda vuestra resolucion? Yo, responde, veo con mi enten- dimiento esas verdades luminosas con mas claridad que los objetos que miran mis ojos : pero cómo.es, que al mismo tiempo mi, co> razon se inclina al mal y mi imaginacion desgobernada me pre- senta ideas indecentes, desconeertadas, inconexas; absurdas, es- lravagantes? De dónde dimana una contradiccion tan ridícula de "wi mismo contra mí? Procuro huir del mal, y él seme presenta: voy:á hacer el bien, y. se me huye. Qué criatura tan incomprensi- ble soy yo! Silos cristianos me suministran un hilo de.oro para salir de este laberinto: simo prestan una luz que saque mi-alma de este abismo de tinieblas : nada mas tengo que desear: me rindo
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