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Y VERDAD DE LOS MILAGROS. 105 ra voz de Dios que anuncia la venida de su Hijo al mundo para re- medio del hombre delincuente. Decidme , amados cristianos mios. qué consuelo habria sido para nuestros primeros padres, despoja- dos de su inocencia, desterrados del Paraiso, sentenciados á un penoso trabajo y condenados á la muerte, el saber que un dia ma- gullaría una mujer la cabeza de una vil y horrible serpiente, seme- jante á aquella de quien el demonio se habia servido para perder- los? Un castigo tan remoto y pueril, de qué les habria servido? La serpiente era entonces , como lo es ahora, un reptil que carece de razon: ni pudo pecar ni entender la sentencia. Qué cosa, pues, mas inútil que intimársela? Debemos confesar que las palabras de Dios tenian otro sentido que el que desde luego presentaban. Que Se encaminaban al demonio, á quien en la série de los tiempos y despues de muchos siglos , la mujer Madre de Dios humanado, ó mas bien el Hijo de la Virgen, quebrantaria la cabeza de Satanás, representado en la serpiente, le quitaria el cetro, aniquilaria su dominacion tiránica y-libraria de ella al género humano. En este sentido lo comprendieron nuestros primeros padres, y en esta fé y esperanza criaron sus hijos. En efecto, los hombres virtuosos de la ley natural , todos vi- vieron con la fé de la venida de un Redentor, todos vivieron con la esperanza del Mesias, y con esta fé y esperanza obraban por la caridad, agradando á Dios y siendo benéficos con sus prójimos. Los hijos de los hombres, olvidando estas divinas lecciones que por la tradicion de sus padres y los ejemplos de los hijos de Dios habian recibido , se entregaron ciegamente á los desórdenes mas groseros: corrompió toda carne su camino, las tinieblas de la idolatría cu- brieron toda la tierra, los hombres se entregaron al politeismo mas estúpido, y las supersticiones ocuparon el lugar de la religion pura, sencilla y santa que les habian inspirado Adan, Abel, Seth, Henoch, Noé y algunos otros. Oscurecida la razon por la corrupcion de las costumbres, bien presto habrian llegado á borrarse enteramente de la memoria de los hombres las ideas de la divinidad , si por un efecto de su grande misericordia ño hubiera hecho el Señor alianza con Abraham de que seria su Dios, y él y su familia su pueblo, y que de ella en la série de los tiempos nacería el Mesías prometido. Ya tenemos aquí la segunda profecía de la venida del Redentor, menos oscura quela primera. En aquella solo se anunciaba que vendria ; en esta ya se dice de qué familia ha de venir. En los hijos del grande Abraham, se repite el mismo anuncio.
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