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103 Y VERDAD DE LOS MILAGROS: qué medios deberemos valernos para su recia inteligencia. Nada me parece mas justo, nada mas razonable que lo que acabo de in- sinuar. Profecía es un anuncio misterioso . pero verdadera, de lo que está por venir. Es una vista clara de lo futuro: es un conocimiento de lo que no ha llegado: es:una operacion propia del Sér eterno que. hace ver en la oscuridad de los siglos los conocimientos que dependen de las causas libres: Dios los vé, los.decreta y los revela á sus escojidos, segun el propósito de su adorable voluntad. Nada hay oculto á susabiduría infinita : nada es imposible á su Omnipo=- tencia, y todo está presente á su inmutable eternidad. Este Señor Dios infinitamente sábio, omnipotente y eterno, ha revelado á sus profetas los acontecimientos futuros, unas veces con claridad: y distincion, y ellos los han publicado con todas sus circunstancias y particularidades, conforme despues se verificaron: otras veces ha hablado el Señor con enigmas, parábolas y embozos, y los profe- tas han repetido las palabras de Dios con la misma oscuridad , por- que asi convenia á los designios eternos. No estaban estas cosas 0s curas para los limpísimos ojos del Señor , que las veia con toda claridad hasta en sus menores circunstancias; pero lo estaban para los hombres, ínterin que su verificacion las mostraba no. menos ciertas que las antecedentes. Un simil nos ilustrará estas verdades. Huye un malhechor la espada de la justicia, que envía á buscarle con una requisitoria ejecutiva. Leen los alcaldes de los pueblos. la filiacion de aquel hombre que se busca : examinan su altura , su color, su cabello, su rostro , y las demas circunstancias de aquella persona oculta para ellos, oscura para ellos é:¡gnorada de. ellos, pero no para el que se la envió. Qué hacen, pues, para el acier- to? Confrontan las señales con los hombres que se les presentan, y dicen: este no es, este tampoco: uno es mas alto, el otro mas bajo: este tiene diferente color, aquel un semblante muy contrario: aj lin aparece aquel hombre, cuyas señales tienen á la vista, y ape- nas fijan en él los ojos, cuando todos dicen: este es. De suerte, que la presencia del hombre que se deseaba , demuestra la verdad de las señales , y estas verificadas dan á conocer al hombre. Esto Su cede en las profecías de que vamos ha blando : antes del suceso no se sabia su significado sino: confusamente: despues ya sin poder dudarlo se asegura que aquel era el suceso profetizado. Encuén- transe , pues, en el antiguo Testamento tres especies de profecías relativas al Mesías. Las unas hablan de él en términos claros y es-

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