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80 tristeza, de confusion. Sin du- da esto es efecto de tu protec- cion. ¡Oh Pastora divina! Las- timada de mi triste situacion, y conservando en tu piadoso corazon, no obstante misestra- víos, la ternura de una piado- sa Madre, me llamas, me con- vidas, y me animas para que yo me aparte de los caminos funestos que me conducen á una perdicion eterna. Me bus- cas, cuando yo me alejo de ti, y parece formas empeño de ser buena y caritativa Pasto- rá para conmigo, cuando yo soy Oveja ingrata, y cruel. Sí, Oveja ingrata, y cruel que he envilecido con mis mal- dades este título honroso que me daba derecho á tu amor, y