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261 “nclinarte-á dar oidos á los tris- tes -suspiros-con que mi alma se lamenta de la infeliz suerte que le cabe , viéndose criminal á tus ojos desde su misma creacion. Es verdad que la marca de reproba- cion se borró en mí por el méri- to infivito de tu sangre; pero con todo aun soy digno de tu ternura, y compasion, porque siempre quedó en mí el gérmen del pecado, y una ley repugnan- te, que militando en mis miem- bros, me hace frecuentemente quebrantador de tu santa ley. 7. Mira que siempre has a- mado la verdad: y me has ma- ni festado los arcanos, y las co- ses ocultas de tu sabiduría, No digo esto ¡oh Dios mio