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dentes 212 Bienaventurados, Señor, to. dos aquellos que conociendo los dones infinitos que reser. vas para los que te aman, se disponen dignamente para re- cibirlos con utilidad de sus Al. mas. Entonces es cuando real. mente disfrutas de las delicias que tienes en habitar con los hijos de los hombres: enton- ces verdaderamente está el hombre en ti, y tú habitas en él gustosamente : entonces la criatura , terrena como es, no se ocupa ya de las cosas de la tierra, y solo aspira á gozar de las dulzuras inefables de este
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