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133 ham, YTIsaac y Yacob; ahora es vuestro propio Hijo el que so- licita en favor nuestro vuestra misericordia. Su Corazon divi- noes la fuente inagotable de toda bendicion, y gracia: y su infinito amor á los hombres no le dejará verlos necesitados sin remediar su necesidad. A LA EPISTOLA. La ciencia de los Santos debe de ser el alimento de mi Alma: esta ciencia debo apren- derla en todo lo que tú , Dios mio, revelastes á los Patriar- cas, y Profetas, en cuanto man-
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