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A AAA A e e e 482 Reflexiones de un Predic, to es de mi parte no he hecho otra cósa mas. Cómo pues puedo atri- buirme el fruto, en que no ha con- currido cosa a de mi parte.» O permita Dios, que quando creyere el haver conseguido algun merito por las fatigas de mi predi- cacion , no olga que me dice el Juez Eterno: Recepisti bona in vi“ tatua! Yo. temo que todas mis 0 sea estén ya mas que pagadas F en n las alabanzas y honras que he recibido, y que debiendolas referir á Dios, las he apropiado á mi mis- mo. Yo no he puesto de mi parte en mis Sermones otra cosa , sino una «fatiga natural ; y he tenido tambien en recompensa una natu- ral mierced y paga. -'Lo que á mi puede serme de me- rito por mi predicación, no es otra cosa, que una reéta intencion, añi- mada de un santo zelo. Mas ay 1a- tencioñes mias, quan impuras ha- veis.sido! O zelo mio, quan cor- rupto has procedido, llevado de ma- las pasiones! uz Quan-
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