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despues de los Ejercicios. 467 dio es hacer mucha cuenta de las cosas pequeñas ; porque nunca se cae de la espiritualidad á la rela- e n todo de una vez, sino poco descaece el fervor. Si con- siderares la forma á que te redu- jo aquel miserable estado de tibie= za en que te hallabas antes de ha= aer los:ejercicios, encontrarás que comenzó el mal de muy. poco, y fue creciendo poco á poco: con= cibe pues el peligro de tu misma, experiencia, y trata de ser diligen= teen adelante para guardarte de él, apreciando mucho las cosas peques ñas de que tanto bien Ó mal pue- de seguirse. ya sup ol - Otras varias cosas pueden con= currir para que olvides tus buenos propositos, y que pierdas el fruto: de estos santos ejercicios; pero de: donde quiera que proceda tu re=: lajacion, hallarás con evidencia es=: ta verdad, que un alma enfervori- zada en el servicio de Dios no pue=: de entibiarse, ni relajarse jamás en al la

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