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192 Quinto día to al Reyno de Dios. Luc. 9. 60, (mos cautos pues en no mez- elarnos en los intereses del siglo por ningun pretexto;y si el ca- so. pidiere que aparezca necesa- ria alguna inherencia nuestra , sea siempre con maduro consejo, y con el merito de la santa obe= w ¿Atendamos á nosotros mismos, no. solamente huyendo de empe- farnos en las cosas del mundo, sino. tambien procurando de no saberlas: jamás. Es muy indigno de un Religioso: aquel prurito de curiosidad, en querer saber' to» do loque ocurre en el siglo; y sino se pone estudio en mortifi> car esta curiosidad, ella se hará habitual , de tal suerte , que no se tendrá otra cosa mas pronta en la; boca al cda de: qual: quiera que sea , sino el. tarle: Qué tenemos de nuevo? Demanda por cierto vergonzosa en un Capuchino, que debe aver» a E a;

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