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560 ALEJA.J."\TDRO DB VTLLALMONTE, O. F. M. CAP. concreto {13; . Si ahora pasamos a la estr11ctura íntima del sistema tri- 1utario, las diferencias entre Ricardo y San Buenaventura llegan a ser profundas. En primer lugar la jn:fluencia ricardiana no pudo ser universal, por– que la exposición que hace del dogma es del todo incompleta compa– rada con la amplitud de temas y cuestiones de un gran Maestro de la Escolástica. Además, Ricardo está al margen de todo influjo agusti– niano; mientras que este es importante y a veces decisivo en el Será– fico doctor. Y sobre todo, la articulación intrínseca del sistema bona– venturiano, desborda a Ricardo y sólo en n1odo lejano podría estar infltrída '.r)Or él. EBto acontece en la idea de la primera persona como Fuente d e la Tr inidad; en la idea-clave de la "p.rünidad" como razón de las difusiones trinitarias; en el principio de n1etafísica sobrenatural que preside la doctrina bona:venturiana de las procesiones : la doble dift1sión "per modum natura~" y "per modum liberalitatis", que dan la razón del número, orden y distinción de las ·emanaciones divinas. No n.ecesitamos insistir en este punto. Debería ha.cerne si Ricardo fuese para S. Buenaventura el trasmisor del pensamiento griego; pero desconectado Ricardo de los Griegos, según vimos, ya es indiferente el influjo ql1e pudiera tener sobre San B11enaventura. II HACIA EL ESTUDIO DIRECTO DEL PROBLEn-fA Descartado el influjo, pr eponderante al menos 1 de los PP. Griegos en la doctr ina t r initar:a de R icardo, :erremos ya un dato importante para e-r:ud:ar ::..r1 pos:ble :...,7: -.:jo de d:c.~os Padres en San Buenaven– tura. P e-rJ. ~o dñ::s-:-o e.5 poner rTente a frente siste1na con sistema, ~ . . / como -;-amas :iacer a cont1nu.ac1on. l. TRIPLE ORIENTACIÓN EN LA EXPLICA.CIÓN DEL DOG1\li DE LA TRINIDAD A lo largo de la historia del dogma de la Trinidad, cuando quere– mos exponer los sistemas teológicos que se han elaborado para st1 ex– plicación, encontramos tres orientaciones fundamentales, tres puntos de partida -distintos en la analogía que se 11tiliza para esclarecer el misterio: (13) Principalmente en I Sent. , d. 2, art. únic., q_. 2-4; ed. Quaracchi. tom. I, 53-58. [8]
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