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. 1 -:-..;.::.S :J3 0 DE YffiL!lJ.[ONTE, O. F. H. CAP. .;:=. _:.s =.:_::.e.s de sn ejemplarismo y las presentó como complemen– ·¿:_:_: 2:: :ill .sistema único. Esta actitud del genial sintetizador fran– _ ,::=.=.~ :nereceTÍa ser estudiada: para ver la posibilidad de una síntesis -=-= ~i'. la explicación psicológica y la ontológica y también para preci– .x.r mejor dónde se encuentran los verdaderos continuador-es de la teo– logía trinitaria agustiniana: en la línea de Sto. Tomás y Anselmo, o en la línea de San Buenaventura y Duns Escoto. tOO!t1:0 SE EXPLICA QUE SAN BUE~AVE~TT;R.A HAYA SIDO CON– TADO ENTRE LOS CONTINU.A.DORES DE L...\. TEOLOGIA. TRINITA– RIA DE LOS PP. GRIEGOS~ Cuando un autor como De Regnon y en una obra de altura cien– tífica incluyó a San Buenaventura entre los co11tinuadores del modo griego, puede pensarse que ello no sucedió sin moti-vo. - Vamos a in– dicar rápidamente estos motivos. Con ello también precisaremos mejor algunas de nuestras anteriores afirmaciones. San Buenaventura no puede ser ·adscrito, en 10 fundamental, a la corriente psicológica-agustiniana-tomista. Este hecho pudo influir oca– sionalmente y en forma negativa para buscar st1 filiación científica entre los griegos. De 1nome11to no se pensó una tercera posición. Entre otras razones porque el estado de los estudios bonaventurianos a fines del siglo 19 no lo permitía. Por otra parte, la simpatía por lo griego pudo inclinar a buscarles continuadores en la Edad Media. Y en tal caso la corriente ricardiano-franciscana se ofrecía la más próxima. Pero en este intento fué obligado el forzar un poco la explicación grie– ga, la de Ricardo y la de San Buenaventura, dando por resultado una armonización inestable ~.,, en lo fundamental insostenible. Pero hubo razones más positivas para pensar en la proximidad de los griegos y San Buenaventura. IJa teología griega sobre la primera persona divina encuentra una correspondencia y un desarrollo insuperable en el Seráfico doctor. Esto hace pensar inmediatamente en el influjo. Ya nos parece demostrado que tal correspondencia de ideas no se debe del todo al influjo, ni siquiera primariamente, sino más bien a coincidencia en unas fuentes bíblicas comunes y en similares principios metafísico.s. No se exclu)re el influjo a través del Areopagita. [22]

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