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poquillos de polvos ó tierra, sin que para ninguna de estas cosas que te falte, hagas recurso, pues más vale carecer de ellas que tener demasía, y cuando sean ne- cesarias, Dominus providebal En la guarda de la castidad serás vigilantisimo, cé- rrando las puertas Ó ventanas por donde entra su muerte que son los sentidos en especial la vista. Hui- rás de toda ociosidad., o« upando el pensamiento en santas meditaciones, y el cuerpo en honestos ejerci- cios. Bien sabes que es privilegio de esta delicadísima flor conservarse ¡lesa entre las espinas, y porque así es, trata de no dar á tu cuerpo gusto que pueda ser ocasión de peligro. Nunca beberás vino ni otro licor espirituoso, serás puntual en las mortificaciones que se te prescriban, y sobre todo, en el trato con las mu- jeres, aún en el confesonario, si te lo permitieren, serás extremadamente cauto y prevenido, y lo mismo en la práctica de las mortificaciones que te señalaren ó permitieren. Ayunarás las cuaresmas que observaba tu Seráfico Padre San Francisco, y estarás pronto á ayunar lo que media de unas á otras en sufragio de las almas del Pur- gatorio, si te lo conceden. Carne no la comerás dentro del Convento. Los miércoles, viernes y sábados te abs- tendrás de la colación, y Jo mismo en el Adviento y Cuaresma mayor, vigilias y visperas de las festividades del Señor y de su Santísima Madre, de Nuestro Padre San Francisco y Santos de tu especial devoción. Par- vedad, no la tomarás sino algún raro día con urgente necesidad. En las principales solemnidades del año, y los viernes de Cuaresma y Adviento, tus ayunos serán á pan y agua; Viernes v Sábado Santo, si fuese posible, te abstendrás de todo alimento... Tu cama harás que sea cual la tuvo el Hijo de Dios en el desierto, esto es, la tierra, y por almohada algún madero, pero en la celda tendrás lo del uso común de los otros Relígio- sos, mas no lo usarás sino por necesidad ú obediencia.

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