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— 10 — peñase en convocar al pueblo para que despi- dan álos PP. Misioneros, si la hora es oportuna ó no es intempestiva, puede hacerlo con una señal de la campana. Reunido el pueblo, sube el P. Director al púlpito, reza la estación al Santísimo, intercalando el cántico: Viva Jesús Sacramentado; inmediatamente se despide de todos brevisimamente dándoles su última ben- dición. Jaja al Presbiterio y puestos ambos Misio- neros en las gradas del altar mayor, hacen una brevísima oración y se ponen en marcha. Si acaso el pueblo quisiera cantar algo en esta ocasión, sería de desear, que prescindiendo de los cánticos que para este efecto improvisan en algunos puntos, fuese la despedida á la Divina Pastora. Habiendo llegado á las afueras de la pobla- ción, se despedirán de todos en general y del Clero y de las personas principales en particu- lar, reiterando las gracias á todos por su buen comportamiento. 121. Retirados nuestros Misioneros á su Convento, no se olviden de encomendar en sus sacrificios y oraciones las almas que han evan- gelizado durante la Misión ó Misiones que hu-