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ARTÍCULO NOVENO Sermón del perdón 100. No creemos conveniente autorizar en este Reglamento á nuestros Misioneros para ciertas ceremonias, que hoy bien pueden lla- marse ridículas, porque se prestan á burlas, sarcasmos y tal vezá disgustos gravísimos, como dice muy bien el autorizado P. Mach. No todo lo que edificaba en siglos de fervor y sencillez se puede hacer en tiempos de critica y racionalis- mo, como son los nuestros. Prescindan, pues, nuestros Misioneros de presentar en el púlpito una calavera, sacar las imágenes de los Santos fuera de la Iglesia, po- nerlas de espaldas, mandar se abracen todos en la Iglesia, disciplinarse en el púlpito, dirigir las procesiones de penitencias, que hacían los Calatayudes, y otras ceremonias extraordi- narias. 101. Sólo permitimos que nuestros Misio- neros prediquen el sermón llamado del perdón del modo siguiente: El P. Misionero que por sus condiciones oratorias pueda conseguir me-

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