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—- 1% — vía á salir de casa, y el Obispo se hallaba en suma confusión. Hiceen él Misión un mes, y no sólo se redujeron todos, pidiéndose unos á otros perdón de rodillas y confesándose, sino que quedó en dicho lu- gar una mata de más de trescientas personas de Ora- ción Mental, siguiendo la vida espiritual. En fin; es la Misión tan eficaz para el remedio y bien de las al- mas, y para quitar pecados, que tenemos observado por el examen de las conciencias, que no es menester más que decirse en un pueblo: «ya está ahí la Misión» (aun antes de predicar) que suspenderse el pecar en los más, y comenzar cada uno á discurrir CÓmo Com- ponerse. Pues ahora, Padres y Hermanos de mis ojos, si fue- ra santo camino el que uno hiciera descalzo á Jerusa- lén, y así volviera, sólo por salvar un alma ó evitar un sólo pecado mortal; qué santísimo no será el que em- prendamos el camino de la Misión, (en que no hay tanto trabajo), donde se quitan tanto millón de millones de pecados, y execrabilidades, se evitan tantas conde- naciones, y se aseguran moralmente para la salva- ción tantas almas? ¿Qué caridad la omisión en esto, lo podrá tolerar, y más si Dios le dió especiales prendas para ello? ¿Y qué diremos de aquellos, que tras de no hacer nada en esto, parece ponen todo su conato en estorbar á otros la Misión y en disuadirlos de ella? ¡Oh miserables los que tal hacen! Bien pueden contar á su cargo todas las culpas, que por ese su estorbo no se han evitado y las almas que por lo mismo no se han enmendado, y aún se han eternamente perdido, Sólo, con gran dolor de mi corazón, les podré decir á éstos: que les tengo muchisima lástima, que les. tengo mu- chisima lástima, que les tengo muchisima lástima... En este convento de Capuchinos, Siervo inutilisimo de todos Vs. Cs. Q. $. P. B. Fr. FELICIANO DE SEVILLA, el Pecador.»