BCCPAM00R02b-5-22000000000000

a no sean fáciles en admitir de un modo definiti- vo cualquier plano ó proyecto que les dieren, mas cuiden de hacer intervenir en sus obras al- gún católico arquitecto, á quien se instruya su- ficientemente sobre las reglas de pobreza, lim- pieza y modestia que ha de haber en nuestros Conventos. No empiecen nunca una obra de importancia sin pedir al Prelado les designe alguna persona así, que esté al frente, que vigile á los obreros y haga cumplir á cada uno con su deber. 19%. Al escoger sitio, no solamente se ha de atender á la posición exterior del Convento, sino también y muy particularmente á la orientación más conveniente para la comodidad y salubri- dad de las celdas. 195. Al fabricar los Conventos, debe tenerse muy en cuenta la condición del clima del país, y en cuanto sea posible hacerse alguna azotea cubierta que pueda servir para el recreo de las religiosas y principalmente de las enfermas, ya para tomar el sol, ya para guardarse de él en los días más calurosos. 196. Entre el tejado y las celdas del piso su- perior, haya la distancia ó sobrado necesario para garantirlas de las inclemencias del tiempo. Aunque el clima sea benigno, debe disponerse el Convento de manera que para irá Maitines, las religiosas no tengan que salir al aire libre. 197. Los locutorios sean modestos, pobre- mente adornados con imágenes devotas y en un todo ajustados á lo que previenen la Seráfica Regla Cap. V y SS. Constituciones (capítulos VII y X1). Procuren las religiosas ser enemigas de a frecuencia del locutorio y trato de seglares y rincipalmente con hombres; acostumbren Á as gentes á conversar poco con las religiosas. Las Superioras sean las primeras en dar ejem- plo en esto á sus súbditas. 198. En cuanto al torno y portería, obsérve- se también puntualmente lo que en los capítulos

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz