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PE turen renovar los propósitos y fervor del Novi- ciado, y pedir á esta amantísima Madre la vir- tud de la santa Esperanza y fervor religioso, para poder perseverar en el camino de la per- fección. Las Antífonas de estos días llamadas de la O, deben cantarse solemnemente según costum- bre, empezando por la Superiora. 158. NAVIDAD,—En la noche más feliz que jamás el mundo vió, Cielos y tierra dieron pro- digiosas señales del júbilo, alborozo y alegría que les cabía en el nacimiento de Dios vestido de nuestra humanidad. En la tierra se vieron prodigios, en el Cielo se descubrieron portentos. Volaron presurosos los Angeles para anunciar tan feliz nueva, cayeron de sus altares los ídolos y se hizo de una pobre choza, corte del Rey de la Gloria. Por esto la Iglesia se regocija y cele- bra con extraordinarias demostraciones las glo- rias de este día. 159. La Sacristana preparará, si puede ser, un devoto Pesebre ó Belén que se ponga en la Iglesia, para imitar el fervor de N. Seráfico Pa- dre, que instituyó tan tierna y suave devoción. Dicho Pesebre permanece hasta la Epifanía, y aun hasta la Purificación si tal costumbre hay en la Diócesis.—La hermana Ropera de lo blan- co, ayudada de las jóvenes coristas, componga otro Belén en la sala de labor, todo lo más de- voto y arreglado que les sea posible, para que todas las religiosas tengan allí sus recreos y santas expansiones durante estos días de uni- versal regocijo.—Las novicias, pueden hacer también un pequeñito pesebre en el Noviciado" 160. La Víspera de Navidad se canta la Ca- lenda con solemnidad, y en la hora de oración, antes de Misa si puede ser, (y si no en otra hora) se procura tener una plática sobre el Misterio. Luego del desayuno, como ya se dijo, se dan las buenas Fiestas. Por la tarde, la M. Abadesa pro- cure dar las disposiciones necesarias para que

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