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e Dl Y serían aún más reprensibles las que, bajo pretexto de perfección, sólo quisieran hablar con alguna determinada, Ó ser como las directoras del recreo, interrumpiendo importuna é impru- dentemente á la que habla de una materia lícita y honesta, para introducir discursos que indican más bien pedantería que verdadero celo. Y al de- cir esto no debe entenderse que nuestras recrea- ciones han de ser semejantes á las de los segla- res, antes bien, conviene con moderación y pru- dencia se traten asuntos devotos, edificanles y otros dignos de personas consagradasá Dios; pero es necesario igualmente que se eviten los excesos contrarios, nacidos de un celo indiscre- to y poco conformes con la circunstancia de re- ligiosa recreación establecida para dilatar el co- razón y vigorizar las fuerzas. 117. Tan honestos y tan santos han de ser nuestros recreos, que en ellos no se han de ofen- der los divinos ojos. Por eso están prohibidos los juegos de seglares y los de jóvenes, por no ser convenientes á la gravedad religiosa, como gri- tar, saltar, correr y darse golpes por burla unasá otras. También están prohibidos losjuegos mun- danos, como bailes y otros semejantes. No se ha de permitir ni consentir que se mortifiquen unas á otras con palabras de desprecio, no sea que se convierta la recreación en pesadumbre. No se ha de permitir cosa alguna que desdiga del es- tado religioso. Lo que se permite en nuestros recreos, es cantar algunas letrillas piadosas y otras indiferentes. Las jóvenes conviene que en tiempo de recreación extraordinaria, se ejercile su ingenio y su fervor con la declamación de piezas poéticas, fervorines y otras cosas; mas no se tolerarán groserías ni cosas propias de lea- tros. mundanosy totalmente seglares, aunque bajo pretexto de diversión se deseen introducir. Jamás debe permitirse que las jóvenes depongan el hábito, por santa que ses la representación, ni que lo cubran con ropas propias de la que re-

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