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A AA A O AR EA 7 levantándose hasta que la Madre se lo diga, (vis- to lo cual la otra debe salirse) y guárdese la Su- periora de dejar arrodillada á la religiosa, sino despídala lo más pronto posible. La -penitencia se cumple privadamente, cuando se puede. La Superiora debe, con prudencia y moderación, castigar públicamente en el Capítulo, á la que con frecuencia cae en tales faltas públicas, im- poniéndole por penitencia, v. g., que diga cinco Pater y Ave, con los brazos en cruz, ó que coma en tierra, que bese los pies y otrus semejantes, según la mayor ó menor frecuencia en su públi- co descuido. 64. Cuando en el Capítulo se impone la pe- nitencia de comer en tierra, para cumplirla, se ha de colocar la penitente enmedio del refecto- rio, frente á la mesa de las Superioras, para que así se distinga de las que hacen ¡esta penitencia por devoción. 65. También se advierte que, cuando la Su- periora hace alguna reprensión particular, ó cuando impone penitencias en el Capítulo, las SS. Constituciones (capítulos IX y X) dicen que la reprendida, besando en tierra, diga: Sea por amor de Dios, Madre. Pero fuera de estos casos, en la multitud de ocasiones que en nuestra or- den Seráfica se acostumbra decir tan preciosas palabras, sólo se dice simplemente: Sea por amor de Dios. Art. 4,”—Disciplina 66. Todo el año, en los lunes, miércoles y viernes, aunque ocurran en ellos fiestas solem- nes, excepto el día de Navidad, (SS. Constitucio- nes Cap. XXVII) se hace la disciplina en el Coro bajo, cerrada la grada, diez minutos antes de ter- minar la meditación de la tarde, y nunca después dela cena. Acudirán todas las religiosas, po- niéndose de rodillas, tan distantes una de otra, que no puedan estorbarse, Quitado el manto, lo

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