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A zón inflamado en la llama de la caridad, sino que quiso, antes de separarse de este mundo, dejarnos un don sobre todo don, una prenda de ardiente amor, cual es vuestro Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad, ocultos bajo las especies de pan y vino en ese gran Sacramento de nuestro RAS Altar, para que sirviese de alimento espiritual á | las almas, y de perpetua compañía al hombre. ¡Oh, Santísimo Corazón de mi Jesús! Yo me lle- no de admiración y asombro al considerar los inmensos é inefables prodigios obrados por vuestro amor: y si hasta ahora os he correspon- dido con indiferencia, frialdad é ingratitud, pe- netrada del más vivo dolor por mis infidelida- des, os pido humildemente perdón, y os ofrezco mi corazón con todos sus deseos, afectos y sen- timientos. ¡Dios y Señor mío! Suplicoos también e con el Real Profeta que me déis un corazón nue- l vo; Cor mundum crea in me Deus: un corazón digno de Vos, libre de las sugestiones del amor | propio, encendido en el sagrado fuego de vuos- | tro amor, humilde, obediente, puro y fiel á las AN promesas y votos que tengo hechos de obedien- | cia, pobreza y castidad. Y ahora, ante vuestra 4 presencia, los renuevo firmemente, resuelta á IM observarlos todo el resto de mi vida. Y así como E Vos fuísteis fijado con tres clavos, por nuestro ! amor, en el madero santo de la Cruz, así yo me | hallo ligada con tres votos ofrecidos en aras de | vuestro amor. ¡ ! Me consagro por completo á vuestro Santísi- mo Corazón con toda la orden de N. P. San Fran- | cisco, que os la encomiendo eficacísimamente. ¡Qh, sí! Conservad esta Orden, como Vos lo ha- 6is prometido á vuestro siervo y Padre nuestro San Francisco, mientras sus hijos sean fieles imitadores de nuestro gran Patriarca. Miradla propicio, conservadlá bajo vuestra protección y amparo. También os encomiendo á vuestra es- posa la Iglesia y á nuestro Santísimo Padre Pío X, para que llegue cuanto antes la hora de