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A — 3412— piedra adornada con las sagradas reliquias ne- cesarias, escondidas en la misma, consagradas por el Sr. Obispo éinmune de toda execración, 279. Para que sobre el Altar pueda cualquier sacerdote celebrar Misa cómodamente, es nece- sario también que tenga de altura, desde el pe- destal, de 97 4 100 centímetros; la mesa, de 60 á 65 de latitud, y 180, por lo menos, de longitud. 280. La piedra, consagrada, ha de estar en- teramente cubierta con tela blanca de hilo. 281. El pedestal dividirá el Altar de la plani- ' cie del suelo. 282. Además de cubrirse la piedra consagra- da con tela de hilo, la mesa del Altar se cubrirá con tres manteles de lino, limpios y bendecidos. El mantel superior, debe ser tan largo que toque el suelo; los otros dos deben ser más cortos, 6 al menos, uno doblado en defecto de dos cortos. La parte anterior, ó sea el frontispicio del Altar, según las rúbricas del misal, debe estar cubier- ta con un paño del color, á ser posible, de la fiesta ú Oficio correspondiente al día. 283. Para conservar el Altar limpio de polvo y de otras manchas, es lícito cubrirlo con un tapete 6 tela decente; pero durante la celebración del Santo Sacrificio, de la Exposición del Santí- simo Sacramento, etc., esta tela ó tapete se debe quitar enteramente del Altar, de tal modo, que aparezca el mantel del todo blanco. - 284. Sobre la mesa del Altar, no se ponga nada que no pertenezca al Santo Sacrificio de la Misa ó al ornato del Altar. 285. En medio del Altar, entre los candela- bros, se colocará la Cruz con la imagen del Se- ñor crucificado, á no ser que en el mismo Altar hubiese alguna grande estatua ó retablo de Jesús crucificado, ó estuviese Expuesto el Santísimo Sacramento, si existiera esta costumbre. 286. Dicha Cruz ha de estará la vista, no sólo del sacerdote, sí que también del pueblo, de tal modo, que pueda verse fácilmente; debe |
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