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== YY <a dl cosas de la Comunidad, porque será responsa- ble ante Dios de los malos efectos que esto suele producir. 43. No se olviden de lo que advierten las SS. Constituciones (cap. VI) sobre «que, procu- ren no ser largas ni prolijas en las confesiones, sino que brevemente y con humildad digan con claridad sus pecados», y aquellas otras palabras de la Santa Regla (cap. III) cuando dice: «y guárdense que entonces no hablen otras pala- bras sino las que fueren de confesión y salud de las almas». Cuando entran en el Confesona- rio aviven la fe, considerando en el Confesor la persona misma de Jesucristo, y esto les ense: ñará cómo deben conducirse en aquel santo lugar. Sean prudentes, guarden en el secreto de su corazón las impresiones buenas ó malas que reciban de los Confesores: recuerden que, «la peste de las Comunidades de religiosas, es ha- blar de Confesores y Confesiones», y por lo tan- to huyan con diligencia de estos y semejantes defectos: así evitarán muchas turbaciones en sí y en las otras y gozarán de constante y verdade- ra paz. 44. La manera de confesarse es la siguiente: La penitente, teniendo las manos juntas, se acerca á la ventanilla y dice: Sea alabado nuestro Señor Jesucristo. Jube domne benedicere.—Dicen las SS. Constituciones (cap VI) que después de recibir la bendición del Confesor, se haga la se- ñal de la Cruz y se diga Confiteor Deo etc.; pero en atención á que por ser tan numerosa la Co- munidad se gastaría mucho tiempo, harán am- bas cosas con fervoroso cuidado antes de entrar en el Confesonario. Recibida, pues la bendición, se acusará humildemente de las faltas comeli- das contra Dios, contra el prójimo y contra sí misma: escuchará con atención las exhortacio- nes del Confesor y la penitencia que le imponga y, postrándose profundamente mientras recibe la absolución, hará el acto de contrición con to-

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