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— 274— unidos, no sea estrepitoso, sino suave y modes- to de tal modo, que exprese la sincera y viva contrición de los pecados y á la vez la esperanza en la divina clemencia, excitando á las demás á la piedad. X.—De cuándo han de quitarse el manto y ponerse el velo 101. Como el manto se usa solamente para defensa del frío y no como forma del hábito re- gular, conviene quitarlo cuantas veces haya de hacerse algo que deba practicarse en la propia forma del hábito. Por tanto, debe quitarse para recibir las velas, cenizas y palmas; para recibir la Sma. Eucaristía, para adorar la Cruz el Vier- nes santo, para adorar al divino Niño Jesús en la noche de Navidad y actos semejantes. 102. Los velos grandes se ponen también pa- ra dichos actos en la forma siguiente: Para cCo- mulgar, adorar al Niño Jesús, etc., sólo hasta las cejas; para recibir las velas y palmas, hasta la mitad de la nariz, de modo que se pueda cum- plir con la rúbrica de besar la vela, palma, etc., y para recibir la ceniza, cubierto el rostro y pe- cho hasta cerca de la cintura; porque aunque se presenta en la ventanilla la frente, ha de ser cu- bierta con el velo. 103. También se usan dichos velos siempre que para entráticos, profesiones ó por cualquie- ra ocasión se abre la puerta de la lámina; en ta- les casos y siempre que las hermanas leman po- der ser vistas, han de estar cubierto el rostro con el velo, según mandan las SS. Constituciones (13 (1) Se recomienda encarecidamente á todas las hermanas, que procuren de tal manera sujetarse á todas las ceremonias, que no hagan ni más ni menos que las que aquí se prescriben, y, aun €n particular, (si no están solas) será muy laudable que lo hagan del mismo modo. En su interior sean muy fervorosas y singulares; pe- ro en lo exterior, lo común, lo que hacen todas, eso es lo más per- fecto y edificante.
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