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— 261 — 29. Las hermanas han de estar en el Coró con gran modestia y gravedad, los ojos bajos ó fijos en el breviario y las manos decente y reli- giosamente puestas. Cuando están sentadas, ten- gan cuidado de no tener los brazos y los pies notablemente separados; ni estén en los asien- tos cual si estuvieran muellemente, y sentadas ó de pie no estén recostadas en la pared, bancos Ó facistol; tengan la cabeza erguida y no sobre el pecho ó entre los hombros. 30. Han de evitar el ruido que se hace al to- ser, al levantarse del asiento y sentarse, al ce- rrar las puertas y ventanas ó cosas semejantes, y esto principalmente en el tiempo de la oración mental y cuando alguna reza, lee ó canta en par- ticular. 31. Tengan mucha atención á todo lo que pertenece al Oficio divino, y durante él, nadie lea, hable ó haga algo que no pertenezca á lo sagrado del acto. 32. Si alguna se equivocare leyendo en el Coro, ya sea la Hebdomadaria, ya la acólita, no le han de corregir todas, sino solamente la Su- periora que preside y la correctora destinada para ello. La corrección se hará con prudencia y claridad, para que no haya perturbación al- guna. 33. En el Coro, todas se han de arrodillar y levantar, así como permanecer en pie, inclinar- se y santiguarse á un mismo tiempo y de la mis- ma manera, y con idéntica uniformidad han de cantar y cesar en el canto; procurando al mis- mo tiempo que la uniformidad interior de la mente se adapte por completo á la uniformidad de las voces y movimientos del cuerpo. 11.—Del modo de salir del Coro 34. Una vez que esté ya la Comunidad en el Coro para cantar el Oficio divino, oir Misa, etcé- tera, ninguna salga sin necesidad. Las torneras, escuchas, etc., si por razón de sus oficios tienen
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