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— 248 — bién á las jóvenes que se atrevan á escribir al Prelado ó que á ellas mismas recurran contra sus Maestras ó primeras de oficina, sin gravísi- ma necesidad; por ser estas cosas señal de au- dacia y poco espíritu de humildad y obediencia, y en general impidan que las jóvenes traten fa- miliarmente con ellas, descuidando á las supe- rioras menores, ó que se atrevan á juzgar y acusar á las demás, como si fuesen consumadas en experiencia y virtud. El ornato de la joven debe ser la modestia, silencio, sencillez y respe- to profundo hacia las Superioras, ancianas y mayores. Y para concluir este importante asun- to, tengan todas por regla de conducta, no escri- bir jamás noticias sobre el modo de gobernar de sus Preladas, sobre interioridades de disciplina, ó sobre defectos de sus hermanas; antes bien guarden las reglas de la caridad evangélica, de la prudencia, de la benevolencia y urbanidad con todas las religiosas de su Convento, á quie- nes deben particular afecto y sincera caridad. CAPÍTULO V Precedencias y privilegios 622. En cuanto á las precedencias en el Coro y refectorio, ya queda dicho en el libro II, capí- tulo TIT. Es muy conveniente en las Comunida- des que se guarden en esto todas las reglas de urbanidad, dando siempre á cada una el lugar que le corresponde. La M. Abadesa precedeá to- das las demás, como Prelada y cabeza de la Co- munidad. La M. Vicaria le sigue, y aunque sea joven, tiene precedencia á todas, por ancianas que sean. Todas las demás siguen por el orden de antigúedad según los años que lleven de Re- ligión. Las que desempeñan los ca rgos de Aba- desa, Vicaria, Maestra de Novicias y primera Tornera, tienen el título de Magres,
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