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ab 21. Durante la comida procuren las religio- sas ser modestas, escuchando con atención la lectura espiritual, «para que no priven el alma de su refección»: eviten toda falta de urbanidad en el modo de comer y beber y todo lo que sea contrario á la religiosa moderación y cristiana templanza. 22. Durante la comida, léanse con preferen- cia libros que traten de las glorias y grandezas de la Orden, de la práctica de las virtudes, de la vida de los Santos y demás cosas edificantes y devotamente instructivas para la perfección del estado religioso. En las lecturas de refectorio deben evitarse los excesos ya de emplear libros Ó tratados propios de verdadera meditación, ya de servirse de obras en las cuales la piedad no encuentra pábulo, ó que son propias de Institu- tos religiosos muy diferentes de la Religión Se- ráfica. La Vigilia de las festividades de Cristo Nuestro Señor y su Santísima Madre, léase lo que é ellas corresponde en la Mística Ciudad de Dios de la Venerable Madre María de Jesús de Agreda (1). 23. Al dar gracias después de comer, hága- se con verdadero espíritu interior, con devoción y gratitud, evitando la ligereza y rutina. La visi- ta al Santísimo Sacramento sea tan devota, aten- ta y fervorosa, que el corazón se Jlene de amor hacia el Señor y de espiritual fortaleza y consuelo. Art. 3."—Tarde 24. En el recreo procuren las religiosas jó- venes y ancianas ser verdaderamente francisca- nas, y por consiguiente animadas de una santa jovialidad y alegría, hablándose con respeto y fraterna confianza, tratando con preferencia cuestiones piadosas y útilmente agradables, de- (1) Además de la V. Agreda podrían leerse otros libros que traten del misterio,—(E1 Prelado Diocesano).
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