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PS a A — 224— cir costumbres, y aun en esto se debe ser muy medida, pues de este modo se evita la nota de admiración que de alguna dispensa ú olvido pueda alguno tomar. 576. Es también cosa muy reprensible la in- mortificación de la vista, observando la que en- tra y la que sale y mirando con curiosidad la que va por aquí ó por allá; traer el hábito sucio y desaliñado; tener las manos colgando, puestas atrás 6 en la cintura formando asas de jarra; recostarse sobre los codos; poner un pie sobre otro, 6 tenerlos muy distantes el uno del otro estando en pie ó sentada; llevar los pies sucios, y levantar el hábito con poca modestia; traer el pañuelo colgando de la cuerda; jugar con ésta, etc., etc.; todo esto debe evitarse con sumo cui- dado por ser falta de modestia y de educación. 577. La cabeza debe traerse recta lo mismo * que el cuerpo; la cara y las manos deben lavarse todos los días, para lo cual, como se dijo en su lugar, en el lavador habrá paños suficientesy distintos para las manos y pies, tijeras, jabón, cepillos y un cubo para el agua caliente. Tráigan- se limpias las túnicas: pues además de ser esto saludable, hace que no se despida mal olor, mortificando á la que se le acerca y menosca- bando ante las personas que entran de fuera, el nombre de la Orden. 578. Es intolerable limpiarse las naricesy los oídos con los dedos. Cuando se suenen con el pañuelo, procuren hacerlo sin estrépito; evi- ten el eructar en presencia de otras, abrir la boca y suspirar, desperezarse y otros ademanes inmodestos. No se toquen unas á otras en la cara, ni en las manos, niaun por chanza: pues todo esto es contra la gravedad religiosa. 579. La religiosa fina y atenta, siempre se hace lugar entre sus hermanas, y fácilmente in- sinua 6 introduce en las personas con quien tra- ta la doctrina de Jesucristo; al contrario la rús- tica y grosera, es mirada con prevención, y por

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