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= 219 —- la parte de adentro, y la que llevare las tablas á la parte de afuera. 563. La cocinera, aunque sea joven, no ne- cesita pedir licencia para levantarse de la mesa á preparar la comida de las que entraren des- pués de estar comiendo la Comunidad, Ó á su- plir alguna otra cosa. En concluyendo de comer, se levantará sin detenerse á dar gracias con la Comunidad. 564. En cuanto á la asistencia al Coro, Ora- ción, disciplinas y otros actos de Comunidad, está obligada como las demás hermanas, á no haber alguna cosa extraordinaria que legítima- mente le excuse, la cual debe manifestar á la Prelada pidiéndole licencia. Debe ser muy diligente en tener la comida á su hora, para que ni un sólo instante se detenga la Comunidad. También debe ser muy puntual en despachar las tablas, cuando ya está la Comu- nidad en el refectorio, y tendrá cuidado de poner á parte lo que haya de darse á alguna religiosa en particular, y lo encargará á quien pasa las tablas, para que no lo equivoque; lo mismo cuando come la Comunidad de pescado, y hu- biese alguna enferma que coma de carne. 565. HERMANAS LEGAS.—Las hermanas le- gas, trabajen fiel y devotamente, conservando con todo cuidado el espíritu de Oración: esfuér- cense en evitar por medio de su solicitud y san- ta actividad en sus oficios, el que las Coristas tengan que emplearse en la cocina. Sepan que; trabajar por amor de Dios, es orar, y que fuera de los actos de Comunidad á que deben asistir y del breve tiempo de celda que se les conceda, su deber es la ocupación material, el cuidado de las cosas de la oficina, asistir 6 las religiosas y ayu- darles, todo con el mérito de la Obediencia y su- misión perfecta á cuanto les ordene la Superio- ra: en esto está su honor; éste es su saludable oficio, ennoblecido por tantos santos hermanos legos de la Orden,
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