BCCPAM00R02b-5-22000000000000

= 28 = necesarias entonces, procurando gastar con prudencia la leña y el carbón con lo demás, de tal manera que ni falte lo necesario, ni haya exceso reprensible. El coger los palitosy leña vieja que hay en la huerta, aunque parece en sí poco, quiere decir mucho, porque la que en esto es solícita, lo será también en otras cosas. 559. Los instrumentos de la cocina debe guardarlos y conservarlos sanos y limpios, aco- modándose á los que hallare, y no persuadien- do á las Preladas, sin verdadera necesidad, que busquen otros, ó mejores Ó más cómodos, lo cual suele ser tentación de las oficialas. En ha- biéndose servido de ellos, debe fregarlos muy bien con agua caliente y no aguardar á que se llenen de orín, porque pierden más con eso que si estuvieran al fuego. 560. Sobre todo ha de ser limpia, pues si to- das las oficinas piden limpieza, ésta más que to- das; porque tratando en cosas que se han de co- mer, si no son limpias, se malogra su trabajo, por mucho que sea el apetito. Debe ser en su persona tan limpia, que no parezca que trata en cosas de cocina. Lávese el hábito á menudo, y las manos muchas veces al día. 561. La oficina la ha de tener muy limpia y aseada, barriéndola cada día y siempre que fue- re necesario. La basura échela luego. Tenga to- dos los vasos é instrumentos puestos cada uno en su lugar, pues convidan á alabar á Dios la limpieza, orden y aseo. No entre nunca en el re- fectorio ni en ninguna parte donde estuviere reunida la Comunidad, puesto el delantal y vuel- tas las mangas. 562. Cuando tenga mucha ocupación, procu- re que estén cerradas las puertas de su oficina, de modo que nadie sepa lo que se ha de comer hasta que lo vea en la mesa. La despensa de la cocina, téngala siempre limpia y aseada: no per- mita fácilmente que las religiosas entren en ella; administre la comida por la ventanilla estando á

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz