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= 3 — desperdiciarlos, pues todo sirve en la casa de los pobres. : 543. Todas las religiosas (menos las Madres antiguas) han de pedir licencia á la M. Abadesa siempre que cambien de hábito. Y aquí convie- ne recordar á las roperas, torneras, enfermeras y á cuantas corresponda, que la ropa interior y las sábanas, manteles, servilletas, etc., que ha- yan servido transitoriamente, aunque sea por uno ó dos días y por una sola persona, se han de lavar si es menester; y en caso contrario, á lo menos se han de pasar por agua; porque es cosa contra las más elementales reglas de urba- nidad hacer servir para un huésped ó para cual- quiera enferma, ropas y lienzos queno han sido lavados después de servir á otro individuo, aun cuando el huésped ó la enferma no pudiesen fá- cilmente notar la falta. Y en estas cosas no se ha de mirar lo que se hace tal vez en tal ó cual pueblo ó en tal ó cual familia, sino lo que piden el respeto, educación y buen nombre de una Co- munidad, que al gloriarse de la santa pobreza, no puede tolerar que nadie le aventaje en aseo y limpieza; porque las Comunidades verdadera- mente amantes de la preciosa perla de la pobre- za seráfica, deben ser las más cuidadosas de la limpieza y urbanidad grave y modesta. 544. En muriendo alguna religiosa, dará la ropera un hábito de los que tiene separados pa- ra amortejarla, y después que la enfermera ha limpiado muy bien el que le quitaron, así como el manto, saya y túnica, se lo entregará á la misma ropera, á no ser que haya muerto de en- fermedad contagiosa, en cuyo caso ya queda di- cho lo que se debe hacer. 545. ROPERA DE LO BLANCO.—Ha de ser una religiosa muy aplicada, curiosa, diligente y ca- ritativa. Procurará que las religiosas vayan muy limpias y bien remendadas, y no perdonará tra- bajo para conseguirlo. Cada sábado pondrá, co- mo ya se dijo, á cada una las tocas y demás que

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