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— 211— Para bajarla guardarán todo lo que para este caso dicen las SS. Constituciones y al exponer el cadáver en el Coro, conviene tenga el Crucifijo en las manos con la Regla abierta. Le han de poner también una corona de flores en la cabeza y además se adorna el féretro lo mejor que se puede con flores y hierbas olorosas, lo que de- ben hacer á porfía entre todas las hermanas, como última prueba de fraternal cariño. 537. En cuanto lo permitan el número de la Comunidad y otras circunstancias, el cadáver debe ser continuamente velado por dos ó tres religiosas, por turno hasta que se le dé sepultu- ra, quienes deben exclusivamente ocuparse en encomendarla á Dios rezando Oficio, Responsos, Rosarios, etc., y no entreteniéndose en otros ejercicios que no sean sufragios por su alma. 538. Para enterrarla se le quita el Crucifijo y la Regla, pero no el rosario, si bien puede en- terrársele con uno más pequeño ó de poco va- lor, con su cruz y medalla de María Santísima, para que aun en el sepulcro sea armado nues- tro cuerpo con la señal de nuestra Redención y la imagen de nuestra Madre Inmaculada. Por la misma razón, si la religiosa llevaba al- gunos escapularios, conviene enterrarla con ellos. Las mismas enfermeras y demás religio- sas que llevan el ataúd, han de procurar, antes que entren los operarios, cubrir la caja, sujetar los tornillos, y si es posible ponerla ya en la se- pultura, de manera que nunca vean los hom- bres á la difunta, ni tengan otra cosa que hacer más que cubrir la sepultura, Si por alguna epi- demia ó enfermedad contagiosa fuese necesario echar cal sobre el cadáver, lo harán también las mismas religiosas. 539. La enfermera saque luego al aire y se- reno por algunos días todo lo de la celda de la difunta. La ropa quelesirvió en el discurso de la enfermedad, límpiese bien y pásese por una colada especial, una y más veces si fuere nece-

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