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— 210— fesor á la enferma cuando se halla agonizando. Y al hacer la señal de que se va muriendo ó que está á lo último, acudirán todas las religiosas. Se pondrán de rodillas dentro ó inmediatas á la celda de la moribunda, le harán la recomenda- ción del alma, y todo el tiempo que esté agoni- zando harán por ella fervorosa oración, diciendo el credo y Letanías de Nuestra Señora, en la for- ma que dicen las SS. Constituciones. Si este úl- timo trance sucediese estando la Comunidad en Oficio Divino ó en la oración, irán á la enferma las Superioras, enfermeras y todas las que se crean necesarias á juicio de la Prelada, pero las demás continuarán en el Coro y desde allí le acompañarán con fervorosas oraciones. 535. En habiendo expirado, se rezará el Res- ponso Subvenite Sancti Dei, etc., y luego irán á encomendar su alma á Dios y hacerle los sufra- gios que puedan. 536. Para amortajar á la difunta, la enfer- mera, ayudada de otras religiosas, lo primero le lavarán la cara y las manos (los pies se supone los lavaron para la santa Unción), luego, con toda madestia y recato, le pondrán túnica, toca y paños muy limpios y otro hábito viejo, pero limpio; le ceñirán la cuerda, y, cruzadas las ma- nos, le pondrán en ellas una cruz de madera y se las atarán por las muñecas como también los pies. Al colocarla en el ataúd le pondrán por almohada un pedazo de madera ó alguna otra cosa, y desde la cabeza hasta la barbilla, por de- bajo de la toca, se le ata una venda para que la boca quede cerrada. Hecho esto, se traslada á la capilla de la en- fermería, si la hubiere, ó se deja en la misma celda, poniendo á la cabeza la Cruz procesional en su banquillo, dos luces á los lados y á los pies el vaso del agua bendita con el hisopo. Esto mimo se practicará cuando se coloque en el Coro, que debe hacerse lo antes posible, según lo permitan el tiempo y otras circunstancias,