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= Y)— el consuelo de su alma y si tiene algún encargó que darle, para en caso que Dios la lleve á sí de aquella enfermedad. La enferma, después de contestar á todo, renueva los votos en manos de su Prelada, hace renuncia de cuanlo tiene á su uso dentro y fuera de la celda, y pide de limos- na un pobre hábito para su mortaja. 525. Santísimo ViaTico.—Hecho todo lo que antecede, la enfermera arreglará con suma dili- gencia el aposento de la enferma, extenderá la toalla sobre la cama, y la adornará á ser posi- ble con flores odoríferas, como ya queda dicho en el cap. V. del libro II. Las Sacristanas han de componer la mesa cubriéndola con un mantel cándido y limpísimo, sobre el que pondrán los Corporales para colocar el Santísimo Sacramen- to y una imagen de Jesucristo Crucificado, entre dos candeleros con velas encendidas. A un lado, un vasito con agua para purificarse los dedos el Sacerdote y también para que beba la enferma por vía de purificación. Asimismo se prepara un purificador para que el Sacerdote se seque los dedos, y finalmente debe también tenerse á ma- no el Ritual, agua bendita y el hisopo. 526. En la procesión al lecho de la enferma, tanto la que precede con la Cruz, como las Acó- litas que llevan los candeleros, han de ir sin manto y con roquete. Luego siguen las Herma- nas y las Madres de dos en dos, con velas encen- didas, diciendo á coros el Miserere y en el últi- mo lugar marcha el Sacerdote llevando delante del pecho el Santísimo Sacramento. La campa- nilla se toca continuamente. Las Torneras como quedan á cerrar la puerta, tienen que ir detrás del Sacerdote, pero á cierta respetuosa distancia. 527. Entre tanto la enfermera ayudará á la enferma y la sostendrá para que esté sentada sobre el lecho, si es que puede hacerlo sin gran dificultad. 528. Luego el Sacerdote hará todo lo que para estos casos dispone el Ritual Romano, á na
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