BCCPAM00R02b-5-22000000000000

0 —- Justo que les asista la Religión, pues ellas em- plesron la vida en su servicio en lo que pudieron y supieron, y son hijas de nuestros mismos Pa- dres. En el libro 1, art. 2.”, se ha dicho que para vi- sitar las enfermas fuera de las horas señaladas, se necesita licencia; mas esto ha de entenderse en las enfermededes ordinarias que no presen- tan gravedad. Pero cuando ya una enferma se ve que va muy mal, y especialmente después que recibe los Santos Sacramentos, entonces no sólo antes de acostarse, sí que también después de Maitines y en cualquier momento desocupa- do, pide la caridad fraterna que visitemos á nuestra hermana, ó por lo menos que se pfe- gunte á la enfermera cómo sigue y en qué po- dremos servirla. Lo mismo puede decirse cuan- do se advierte que el médico ha sido llamado en una hora intempestiva 6 de noche; no debe nin- guna religiosa acostarse sin preguntar siquiera qué pasa y si podrá hacer algo en alivio de la paciente. Téngase en cuenta que el silencio y to- do lo demás está sujeto y supeditado á la cari- dad, de manera que siempre que la caridad pug- ne con otra ley, antes es la caridad que todo. 524. Cuando la enfermera reconoce que á la enferma se le agrava la enfermedad, avisará á la Prelada para que con tiempo se le administren los Santos Sacramentos, no sea que por su des- cuido muera alguna sin recibirlos. Avisarán lue- go al P. Confesor, para que éste ó la Prelada se lo digan con prudencia. No teman, pues no es creíble que habiendo elegido la religiosa una vi- da penitente y santa con ánimo de lograr, una feliz muerte, lleve mal el aviso de que se muere. Después que la enferma se haya confesado, mientras las Sacristanas y enfermeras preparan lo necesario para administrarle el Smo. Viático, la Superiora procurará algunos minutos de tiem- po para estar á solas con la enferma. Le ha de preguntar si está tranquila, si desea algo para

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz