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A A AAA e — 2 = á las hermanas legas que reunan mejores cua- lidades para ello, á fin de que no falte en cuanto sea posible, en cada enfermería, una hermana lega, que provechosa y útilmente, ayude y esté 4 las Órdenes de la primera y segunda enfermera. A las que son de carácter irascible, altaneras, indolentes, descuidadas é inactivas, no se las elija en manera alguna para enfermeras, pues serían el tormento y aflicción de las pobres en- fermas, quienes necesitan ser sobrellevadas con suma paciencia y asistidas con más que mater- na solicitud. 515. Pondrá la enfermera gran cuidado en lo que ordenare el médico, para ejecutarlo con puntualidad, sin faltar en un punto: procuren la enferma y enfermera no repugnar lo que el mé- dico determine, mas ríndanse á su parecer, eje- cutando ciegamente cuanto mande, pues ade- más de hacer en ello un acto de obediencia, se evitan así no pocos inconvenientes y turbacio- nes, y muchas veces graves escrúpulos de con- ciencia. Si hubiere muchas enfermas, no se fíe de la memoria, escriba en un papel lo que el médico disponga para cada úna. 516. La salud de la enferma, aunque es ver- dad que está en manos del Señor, pero en gran parte consiste en la buena ó mala asistencia de la enfermera y en dar ó no á la paciente la comi- da y bebida, y administrarle las medicinas á su tiempo. Para lo cual conduce mucho que la en- fermera ó enfermeras, tengan la celda en la en- fermería, para estar más prontas á remediar las necesidades de las pobres enfermas; pues no es razón queden solas y desamparadas, faltando á la caridad. La enfermera visitará á las enfermas frecuentemente da día y de noche, y con más frecuencia á las que están más agravadas; por- que es de gran consuelo para la pobre doliente, ver á la enfermera en su celda y que le pregunta con amor y caridad el estado en que se halla y lo que necesita.

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