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e gencia, dirigiendo el primer pensamiento á Dios Nuestro Señor, haciendo algunas jaculatorias y arrodillándose á imitación de muchos Santos, se pide con filial afecto la bendición á María Santísima, diciendo profundamente inclinadas: Nos cum Prole pia benedicat virgo Maria; luego lavándose, se arreglan con presteza á fin de pre- pararse para estar en el Coroal empezar el An- gelus á las cinco. Cada religiosa sea novicia ó profesa, tendrá en su celda lo necesario para lavarse; mes por esto no debe fallar un modesto lavatorio común en los Conventos, para la utili- dad de las religiosas principalmente entre día. 11. Para la meditación escójanse los mejo- res libros, prefiriendo en cuento sea posible los de la Orden, y la lectura de tal modose ha de distribuir, que ordinariamente no se repita la misma más de una vez al año. En las festivida- des léanse las meditaciones que corresponden al Misterio 6 solemnidad que se celebra, princi- piando la Vigilia. Pertenece á la primera Acólita leer los puntos de meditación, y á la segunda cerrar las ventanas del Coro, de modo que se evite igualmente la demasiada oscuridad y la luz que estorba, ya que lo primero hace difícil el tránsito y lo segundo dificulta el recogimien- to, Cuando la Superiora hace seña] para que se deje de leer, ó cuando termina el punto señala- do, la Acólita dice; Tu autem Dómine miserere nobis. Y el coro responde: Deo gratias. 12. La Misa conventual se dice todo el año á las siete, y á ella deben asistir todas las reli- giosas. Concluída la Misa, la joven que para ello está de semana, anuncia el Oficio que debe re- Zarse al día siguiente y luego, inclinándose todas profundamente dicen: Benedicite. La Su- periora dará la bendición diciendo. Ignem sui amoris accendat Deus in cordibus nostris. Todas responden Amén, y besando en tierra salen del Coro. 13. Después previo el rezo del Ave María,
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