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so 00 = 480. Las Torneras han de ser muy puntua- les en los actos de Comunidad, y para esto sean prevenidas combinando las cosas de modo que, para las horas de Coro, estén desocupadas; y también no tengan respetos humanos en despe- dir á cualquiera que sea, cuando oyen la campa- na, pues con educación y agrado siempre se queda bien y es muy edificante este proceder, tanto para los de fuera como para la Comunidad. 481. Si cuando están las religiosas en el Co- ro en los Divinos Oficios ó en la oración, llaman al torno pidiendo que baje la Superiora, mire la Tornera si está para terminarse la hora y respon- da que hagan favor de esperar que presto vendrá; mas si hubiere de tardar mucho, entonces díga- le3 con modestia y cortesía que dispensen, pues no se suele llamar á las religiosas mientras es- tán en las divinas alabanzas; sin embargo en estos casos ha de obrar con discreción, distin- guiendo las clases de personas, pues si es sujeto de distinción y autoridad el que llama á la Prela- da, conviene le de aviso enseguida y la misma juzgará lo que se debe hacer. 482, Evite el pedir alguna limosna ú otra co- sa en el torno, sin el consentimiento de la Madre Abadesa; comuníquele en seguida si algo le en- tregan, aunque sea para religiosas particulares; lo entregará siempre á la Superiora, indicándole su destino. 483. Delas Torneras depende en gran parte, como se dijo arriba, la quietud y buen orden de la Comunidad; ellas son las centinelas del ver- gel sagrado, y deben con vigilancia guardar su puesto para que por ningún resquicio penetre el mundo, demonio y carne. Si todas las religio- sas deben ser almas de oración, las Torneras necesitan serlo de una manera especial, pues sólo en la oración podrán encontrar las gracias que necesitan para llenar las condiciones de su cargo. 484. Tengan sumo cuidado y diligencia en

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