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=— 181— 452. La Provisora ha de ser del número dé las Discretas; es además como la Superiora de las hermanas que están en la cocina, sean legas ó coristas;, debe enseñarles y ordenarles todo lo que allí han de hacer, debe infundirles con ejemplos y palabras el verdadero espíritu de ca- ridad, y á no perdonar trabajo para el alivio de las pobres de Cristo. Vigile para que en cuanto sea posible, den variados los potages y demás viandas, para no fastidiar el gusto de las religio- sas. Y porque en tanto parece oficina de casa religiosa, en cuanto en ella se guarda modestia y silencio, está obligada á esto, haciendo así mismo que lo guarden las demás y no permi- tiendo nunca voces altas y mucho menos quejas ó mortificaciones de unas á otras. Procure que mientras trabajan recen el santo Rosario y otras devociones franciscanas, para que no pierdan el espíritu de la santa oración. Enséñeles el mejor método de trabajar con orden y santa industria, con actividad y espíritu de mortificación, con humildad y alegría espiritual; pues de lo contra- rio se confunden en los conventos los oficios, se cansan más las legas haciendo menos, no por mala voluntad, sino por falta de arte é ins- trucción, y tienen que multiplicarse en las ofi- cinas con detrimento de la regularidad y reli- giosa laboriosidad. 453. La Provisora no debe ceñir su fervor á la asistencia en común de la Comunidad, sino procurar también el alivio de cadá una en parti- cular según su necesidad. Ni debe examinar la necesidad si es verdade- ra Ó no, pues tales reparos es bien los haga consigo y no con las otras. Algunas tal vez hacen escrúpulo de dar á una religiosa un par de huevos, y no lo hacen de lo que por su descuido se pierde en la cocina y despensa. No basta el pretexto de que se valen algunas Provisoras poco religiosas y menos ca- ritatives, diciendo que así se introducen desór-

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