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Superloras sobre cambios de oficinas y empleos, etc., pues la Superiora no debe y á veces no pue- de dar razón de su modo de obrar á las que tie- nen el solo oficio de obedecer; aborrezcan sobre manera las críticas y malévolas interpretaciones de lo que hace, dice ú ordena su Prelada, y no contristen con sus quejas y lamentos el corazón de sus Madres en la Religión, sabiendo que Dios suele castigar hasta en este mundo, á los que afligen á sus Padres. Si las Superioras como mujeres tienen sus defectos, deben las súbditas excusarlos en cuanto lo permita la justicia y exi- ge la caridad; y las Superioras no se ofendan de las observaciones que con humildad, sinceridad y filial respeto les hagan las súbditas, que á ello están obligadas, lo que raramente sucede entre religiosas de buen espíritu. 440. TMI.—Procuren todas las religiosas obe- decer á sus Superioras, y las Discretas con pa- labras y con obras sean las primeras en obede- cer, pronta, fiel y religiosamente. Eviten las Superioras toda aceptación de personas, toda preferencia entre súbditas, y cuanto pueda for- mar divisiones y partidos. Huyan todas de aque- lla falsa obediencia que consiste en procurar con adulación y otras industrias poco laudables, que la Superiora sólo mande lo que ellas quie- ran. La obediencia filial unida al amor de la Ma- dre y Pastora de la Comunidad en las súbditas, y la prudencia, justicia y mansedumbre en la Superiora, son las perlas del Convento y origen de muchos frutos de.virtud y santidad. CAPÍTULO VI Secretaria y Bibliotecaria 441. Debe elegirse para el cargo de Secreta- ría una religiosa del número de los Discretas, prudente, madura, ejemplaré instruida. Convie- 12
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