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= 1711 cione la instrucción de las profesas simples, es- pecialmente en lo que toca al Oficio divino, ceremonias santas y Manual Seráfico. Dicha encargada (debe ser Discreta y que re- una condiciones muy especiales) siempre que no esté presente la M. Abadesa, ha de estar vi- gilante sobre cuanto hacen y dicen sus enco- mendadas, para advertirles y enseñarles lo que convenga. 424. Las jóvenes, por su parte, han de tener una completa sumisión y obediencia á la que representa á su Superiora y hace con ellas oficio de Avgel Custodio. Las dudas que tengan cuan- do son Acólitas, cuando van á hacer penitencias en el refectorio, ó en cualquiera labor ó cosa que les manden, no las han de preguntar á cual- quiera religiosa, sino sólo á la que para ello tie- nen señalada. 425. Conviene que sean las jóvenes muy atentas y serviciales con todas, muy obsequio- sas y caritativas, especialmente con las ancia- nas y enfermas; pero á la vez muy silenciosa3 y mortificadas, poniendo su principal cuidado en el aprovechamiento de su espíritu. Procuren levantar el edificio de su vida interior sobre só- lidos fundamentos de humildad y verdadera ab- negación, y tengan mucho amor y aplicación á todo Jo que en este Manual Seráfico se les en- seña. 426. También durante los tres años de votos simples han de estudiar y aprender de memoria y prácticamente, el Catecismo de las Profesas, y algunos días antes de la profesión solemne, re- unidas las Superioras y Discretas, le examinarán sobre los puntos que crean más convenientes. Después del examen se arrodilla, y la Superiora, en nombre de todas, le hará una exhortación, haciéndole presente aquellos defectos más nota- bles que se le hayan observado, para que en los tres días de ejercicios que preceden á la profe- sión solemne, sea aquello el objeto principal de

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