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= 136 — lugar la que salió de Abadesa, y por espíritu de humildad y para no descomponer las mesas hasta que se nombren los nuevos Oficios, ocu- pará el último puesto en la mesa de las profesas solemnes; pero sólo hasta que, nombrados los Oficios, ocupe el lugar que le corresponde según la antigúedad de su profesión. 335. Para la hora en que ha de venir el Su- perior ó Delegado, la nueva electa tendrá en una lista todos los cargos y oficios, no para que de- finitivamente los apruebe, sino para alivio de la memoria; pues diciendo la ya citada Constitución que el Elector, junto con la nuevamente elegida, haga la elección de las Discretas y Oficialas de la Casa; se sigue de aquí la obligación estrecha que la nueva Superiora tiene de manifestar á su Prelado (6 al que le representa) el por qué y el cómo de cada cosa, las razones que la mueven y las dudas que se le ofrecen; debe manifestarle todo con tanta sinceridad y claridad, que su conciencia quede completamente tranquila de que, al serle aprobados los Oficios, se ha hecho según Dios y con conocimiento de causa. 336. Enseguida de concluir con el Superior, la nueva Abadesa tocará doce golpes en la teja y acudiendo todas las religiosas al Coro (cerrada la grada) se colocarán en forma de Capítulo. Lo primero les hará una breve exhortación supli- cándoles le ayuden con sus oraciones á sobre- llevar la carga que le ha sido impuesta, se ofre- cerá al consuelo de todas en general, dándoles confianza para que acudan á ella en sus necesi- dades; las exhortará á la paz y perfección religio- sa á que están obligadas por su profesión, y por último las animará á recibir con sumisión los cargos y oficios que va á imponerles, procuran- do cumplirlos con caridad, limpieza, diligencia y cuidado, considerando que en ellos no sirven á criaturas humanas sino al mismo Dios. Luego irá nombrando los oficios por orden de antigúedad, y cada religiosa que nombra, en
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