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e 135 — todas las Sorores darán la obediencia á la nuevá Abadesa. Luego se retira la Comunidad, y la nueva electa arrodillada ante su Prelado ó Su- perior, le suplicará humildemente se digne con- cederle algunas horas de tiempo, siquiera hasta la tarde, para tratar con Dios en la oración, so- bre la elección de las Oficialas y Discretas; pues de repente y en momentos de tanta impresión, no es posible que se haga con acierto cosa de tanta importancia y de la cual depende el buen orden y gobierno de la Comunidad. Le suplicará asimismo, tenga la bondad de dejar para des- pués de los Oficios el saludar á las Religiosas, para que no se interrumpa el silencio riguroso que desde aquel momento tienen todas que guardar (1). 332. La nueva Abadesa se retirará á la tri- buna ó á su celda y con ferviente oración pedi- rá al Señor luz y acierto para lo que tiene que hacer. No acudirá á ningún acto de Comunidad hasta después del Capítulo. Guardará completa abstracción y silencio. Le está prohibido, duran- te aquellas horas, hablar á solas con ninguna religiosa, y para evitar en esto hasta la más leve sospecha, si por precisión hay que darle algún recado, irá siempre la M. Vicaria, acompañada de las dos Discretas más antiguas. Lo mismo se hará si á la misma Superiora le ocurre alguna cosa. 333. Como para entonces las oficinas deben estar perfectamente arregladas, todas las reli- giosas guardarán silencio, y en cuanto sea po- sible estarán retiradas en las celdas ó tribunas, uniéndose á la oración de su Prelada y prepa- rando á la vez su espíritu para aceptar con paz y santa alegría, la obediencia que les fuere im- puesta. 334. En el refectorio sólo será quitada de su (1) En esta Comunidad, ya desde los principios de su fun- dación, está mandado se haga esto así, por varios Señores Obispos,
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